POÉTICA
Lee en
voz apenas audible
para
izar tu voz en verso ajeno,
amárrate
a su música de febril encanto
de canto
fértil que crece y crece,
coro
altisonante, en aladas páginas
de
mundos solemnes corazón del poeta.
Piérdete
en bellezas que ojos desconocen
que
oídos envidian, elévate, y en el éter,
reconócete
sonámbulo en el laberinto
entretejido
de misterio y tiempo.
Si es la
tarde un asalto de palabras,
saetas
certeras emboscando el alma,
persigue
el poema, esquiva poesía,
hasta
izar tu voz en tu propio verso.
EL HUÉSPED
UNA MUJER
ESPERO
Una mujer espero
ella todo lo
posee nada le hace falta
¿Y yo qué tengo para ella?
¿Qué puede ofrecerle un poeta
que mide el tiempo con canciones
y lee el mundo y el espacio estelar
como un libro divino inconcluso
y olvidado por un autor anónimo
desconocido moribundo?
Una mujer espero
y en la espera que me hostiga
a asomarme a la ventana
donde el mundo pasa menos ella
me vuelvo brasas para sus sueños
combustible para su fe
oráculo con buenos augurios.
Una mujer espero
y nada puedo brindarle
acaso este cuerpo para reconocerse
como un espejo hecho de carne y alma
Acaso un misterio que ella misma desconoce
un acertijo que sólo el amor
en su incomprensible inmortalidad
puede resolver con la curiosidad
de un dios conmovido.
Que así sea.
¿Quién
es ese que dice yo
usándote
y
después te deja sola?
Rafael Cadenas
Está ahí
dentro
poblando
la miseria
viviendo
la dicha,
en
cambio tú,
pobre
montón de carne,
vulnerable
al inclemente vaho del tiempo,
te
entregas a sus caprichos
en busca
de placeres
para
alimentar la memoria
y el
olvido,
hasta
que la noche última
se lleva
a tu habitante
volviéndote
comida
para gusanos
polvo
universal
inerte,
estéril,
sin
nombre.
TENUE SAXO DE UNA NOCHE DE DICIEMBRE A
LOS 23 AÑOS
Acudo
a ti arte de la poesía
tú
que sabes de remedios…
Konstantinos Kavafis
El
viento ha traído
desde
los cerros lejanos
un
recuerdo superviviente
a las
dagas del tiempo:
puedo
acariciar los nombres
de cada
infancia escondida
en la
trastienda de la memoria,
escuchar
el milagroso prodigio
de las
risas y las miradas furtivas
hacia
una niña que desarrollaba
en su
cuerpo la forma del amor,
vuelvo a esconderme en el silencio
muy mío
de entonces
justo
detrás de los sueños
donde
nadie supo encontrarme,
he inventado
de nuevo
el árbol
para treparme,
el mar
para fugarme,
la
lluvia para escanciarla en mi piel
con ese
regocijo de los días
cuando
el tiempo no solía transcurrir
cuando
aún no sabía de remedios.
Sólo
queda esto
verme en
este espejo
la
nostalgia fatigosa
que
estos años carga,
ver cómo
todo se ha ido
cómo
hemos cambiado
cómo
vamos muriendo.
EVOCACIÓN DE LAS COSAS
Más
allá del azar y de la muerte
duran,
y cada cual tiene su historia,
pero
todo eso ocurre en esa suerte
de
cuarta dimensión que es la memoria.
Jorge Luis Borges
I
El árbol
que creció
tan
lejano ahora en el patio de mi infancia
sigue
floreciendo en la memoria
sus
raíces ya son tierra y sus ramas
ya son
cielo y vuelo de pájaro
pero
perdura en la misteriosa vanidad
del
recuerdo, las cosas se eternizan
en la
sagrada memoria de los hombres,
nada
perdido en las sombras del olvido
posesión
única como regalo divino,
un
antiguo tesoro,
una
pieza de colección.
II
Hay
cosas que vemos detrás del velo
de un
pasado que parece imaginado
y hablan
de nosotros como nosotros hablamos
de
nuestra niñez ya inmaculada por el tiempo;
cosas
que, quizá, cuando la humanidad sea
polvo y
cenizas en un viento sin rumbo
relaten
historias míticas en un idioma
caduco
hecho de vagas remembranzas,
así los
hombres también perduramos
en la
indisoluble memoria de las cosas.
POEMA DE NOCHE
El poema
que escribo
sale de
noche a pasear sueños,
se viste
de silencios y entre las cosas dormidas,
la tele,
la cocina, la nevera y su terco ronquido,
deambula
sonámbulo como ánima sin descanso.
Lo veo,
enciende un cigarrillo y se pierde
dentro
de sí como si un compromiso lo agobiara.
Arriba
la luna testigo de su vigilia
es un
adorno más, una metáfora.
La brisa
le es una lira con armonías milenarias,
una nana
para su padecer insomne.
Él,
perdido, taciturno, no me ve
o me
ignora, y huye de mis intentos
por
atrapar su atención, sentarlo a mi lado
evadirnos
de la realidad diurna
volvernos
literatura, poesía
pero
huye lentamente
lentamente
lentamente,
no se
deja escribir
hasta que
se desvanece
hasta
que, en mi cama, reposo
con la
extraña sensación
de no
volver a saber de él
quién
sabe hasta cuándo.
Pienso
en él y lo compadezco
se cree
una pesadilla andante.
CANTAR DE LA MEMORIA HAMBRIENTA
(NOCTURNO 5)
Como el
mendigo
que con
vergüenza y humildad
pide una
limosna al transeúnte indiferente
para
alimentarse con un mendrugo de pan
y recibe
a cambio el abandono de Dios
aunque
su fe iguala su desdicha,
así,
todas las noches con su peso de silencios
contemplo
tu fotografía, bello paisaje
de
tierras lejanas y fresca sonrisa
para
alimentarme con una migaja de ti
y no
morir de tu ausencia.
CENTRO
Es tu
centro el centro de mi universo.
Vértice
vórtice para huir fluyendo,
dulce
portal donde se restaura el Caos,
donde
habita la unidad,
donde
encuentro el amor elemental como el pan
y lo
puedo tocar, sostenerlo entre mis dedos
como
agua clara como avecilla asustada.
Es tu
centro el centro de mi universo
laberinto
del Minotauro donde me pierdo
y muero
dichoso en manos de la bestia.
TERQUEDAD
DE LA MEMORIA
Et tout le reste est littérature
Paul
Verlaine
El niño que en quinto grado
imagina tener el poder de detener el tiempo
para levantarse de su pupitre
caminar cuatro hileras y dos filas
al otro extremo del salón de clase,
junto a la ventana que da al palo de mango
y darle un beso a la niña que le gusta,
no sabe que esas escenas escolares
se volverán un dulce vino, añejado
por la terquedad de la memoria,
y que volver a ellas ya pasados los años
le devolverán toda su inocencia.
Después del beso vuelve al pupitre
y la profesora continúa dictando;
y no hay más que recordar, puesto que,
la poesía sabe que lo demás
no es literatura.
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