En el maletín
atiborrado de trabajo pesado de trabajo
cansado de trabajo asoleado de trabajo,
agazapado entre papeles de pronta caducidad,
se esconde el poeta apurado por cumplir
su estéril trabajo su horario de trabajo.
Bañado en el sudor del mediodía
estación única del trópico
espera el autobús, afanoso,
que cuando es empleado es trabajador responsable
sin la libertad heroica de los vagos.
Sabe que llegará tarde a su cita
no con el trabajo, con la poesía
sabe que el poema de hoy se escribirá por sí solo
y el pobre, en el paradero de buses,
no habrá aportado un mísero silencio
a los versos que le salvarán el día.

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