sábado, 10 de marzo de 2012

POEMA DE NOCHE










El poema que escribo
sale de noche a pasear sueños,
se viste de silencios y entre las cosas dormidas,
la tele, la cocina, la nevera y su terco ronquido,
deambula sonámbulo como ánima sin descanso.
Lo veo, enciende un cigarrillo y se pierde
dentro de sí como si un compromiso lo agobiara.
Arriba la luna testigo de su vigilia
es un adorno más, una metáfora.
La brisa le es una lira con armonías milenarias,
una nana para su padecer insomne.
Él, perdido, taciturno, no me ve
o me ignora, y huye de mis intentos
por atrapar su atención, sentarlo a mi lado
evadirnos de la realidad diurna
volvernos literatura, poesía
pero huye lentamente
lentamente lentamente
no se deja escribir
hasta que se desvanece
hasta que, en mi cama, reposo
con la extraña sensación
de no volver a saber de él
quién sabe hasta cuándo.
Pienso en él y lo compadezco
se cree una pesadilla andante.